Para que este momento perdure

Propuestas de Jaime Vázquez Caro

El recuerdo de Enrique nos da la posibilidad de reencontrarnos con los amigos de otras épocas y de volver sobre temas que deben revisarse a la luz de los valores que han sido pisoteados: el servicio público verdaderamente público, la redistribución del ingreso, la eficiencia del Estado, la eficacia de la justicia, en fin... con los conceptos del país que soñó Enrique.

Con Enrique nació la administración tributaria moderna, que no era la del computador solamente como entonces pensaban del ministro para abajo en Hacienda. Nació "el cuidado en el manejo de la cosa pública", el cuidado en el manejo de tanta, pero tanta plata que siempre creíamos destinada a los pobres pero que se perdía en la administración tributaria, aún antes de registrarse y luego como gasto público mal plaeado o mal manejado. Enrique trató de hacer una administración consistente con la exigencia interpretativa y operativa de impuestos tan complejos como el de la renta. No en vano quienes hicimos parte de ese combo impositivo, ahora gritamos a los cuatro vientos que Enrique marcó nuestras vidas.

Colombia, gracias a ese conjunto de profesionales capacitados y promovidos, irradió una práctica pública y privada del derecho y de la administración tributaria muy adelantada respecto del resto de América Latina. Estoy seguro que lo miso ocurrió en la Contraloría Distrital de Bogotá, en el SENA, en el Ministerio de Justicia y en las facultades donde fue decano y profesor. El desafío es ver como preservamos el para qué de los impuestos que inspiró a Enrique.

El estado-nación se volvió grande por la masa de dinero que pudo manejar con el producto y la dinámica de nuestras ideas y reformas tributarias. Con ellas y el crédito público, se cambió la escala de intervención estatal a tal punto que al percibirse el tamaño del estado se generó una ola de desburocratización y privatización. Sin proponérnoslo pudimos haber hecho un gran mal. No sólo fabricamos una poderosa máquina de hacer dinero sino que al fabricarla le quitamos a los departamentos y municipios la capacidad de recaudación. Le "robamos" posibilidades de bases tributarias a las regiones. Los ingresos nacionales (como los de los bancos) han seguido creciendo por inercia adminsitrativa pero, lamentablemente ahora, con un destino claramente controvertible. Han crecido dentro de arreglos institucionales que le quitaron el carácter de público a algo eminentemente público como la salud pública, cuyos ingresos se han capturado como bienes privados dirigidos en muchos casos a la ganancia antes que al servicio y la inversión.

Por haber pasado casi dos generaciones desde nuestro momento, ese que quisiéramos que perdure, cabe buscar que las generaciones que nos suceden entiendan el concepto de Estado que tenía Enrique y muchos de los aquí presentes (homenaje 2009). Para ello debemos hacer, en esa perspectiva, un esfuerzo grande por entender bien lo que pensábamos de jóvenes, lo que pasó y lo que pasa hoy en la operación del Estado colombiano actual.

Propuestas:

1. Como sociedad civil, hacer un libro en memoria de Enrique en el que se distingan con gran claridad las ideas de los bienes públicos y las de desarrollo y redistribución que se proponían en los sesenta como alternativa a la revolución cubana, expropiadora y absolutista. Hoy podríamos verlas como alternativa a los avances de aquellas otras ideas en Venezuela. Como debemos hacerlo antes de morirnos, quisiera "contratar" a varios entre los economistas y abogados de la generación de los gocetas de los sesentas y setentas para armar un libro de artículos que nos permitan diferenciar las dos perspectivas, una obra que comprenda los movimientos del pensamiento económico dominante con el desarrollo de instituciones jurídicas que lo soporten.

2. Recuperar y editar en un tomo póstumo los escritos de Enrique como economista, jurista y gobernante, e inclusive su correspondencia. Hay mucho material inédito que debemos recuperar entre todos. Invito a los amigos y conocidos, a quienes están a cargo de bibliotecas que llevan su nombre y a todos los que quieran unirse. Pido voluntarios.

3. Preparar el libro que yo llamaría "Nuestro Enrique", que ya hemos iniciado con escritos de 18 amigos que en esta ocasión publicamos (ver la página Homenaje 2009 en este blog). Con tiempito les ruego preparar una o dos paginas que describan su relación con Enrique para irlas adicionando, como hace LEGIS con la legislación. Lo único diferente es que lo que entra se va quedando.

4. Hacer algo con la Avenida Low Murtra, en el norte de Bogotá, por ejemplo arborizarla o reforestarla, entre todos, en varias jornadas de amigos. Ofrezco 500 árboles, ¿quién nos ayuda a sembrarlos?

Los invito a presentar otras iniciativas.